
Hace poco vimos que en muchas ocasiones lograr que un bebé tome con normalidad sus primeras papillas no es tarea fácil y se necesita mucha paciencia. Se impone un nuevo mecanismo de deglución, y los pequeños no saben cómo comer con cuchara.
La capacidad de tragar alimentos no líquidos se establece sobre los 4 o 5 meses de vida. Todos los padres habrán observado que con las primeras cucharadas, el bebé vuelve a sacar la comida fuera de la boca.
Este movimiento es el reflejo de extrusión y consiste precisamente en que, cuando se introduce un alimento en la parte anterior de la boca, se expulsa al exterior con la lengua. Este reflejo permite a los pequeños expulsar de su boca cualquier alimento que no sea líquido o de la textura de la mama, o del sabor y olor de la leche.
El reflejo de extrusión sólo desaparece entre los 4 y 6 meses de edad, siempre que se «practique» con la cuchara. Muchas veces este reflejo es interpretado como una señal de que al bebé no le gusta la comida en cuestión y lo rechaza, pero como vemos se trata de un movimiento automático.

Cuando desparece este reflejo, de modo natural, los pequeños son capaces de llevar el alimento a la parte posterior de la cavidad bucal y finalmente deglutirlo. Es importante intentar que las comidas no contengan grumos, ni trozos de fibra que estimulen este reflejo.
Otra cosa es que esos nuevos alimentos que empieza a saborear no le hagan gracia… Como decíamos, ¡cuestión de paciencia!

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